Sin embargo, el Libro Verde incurre en ese
error y dibuja un panorama y unas propuestas para el futuro de la política
europea de cooperación que ignora completamente a unas autoridades locales que
la citada Comunicación dibujaba poco menos que como imprescindibles solo dos
años antes. Prácticamente no hay referencias a dichas entidades, mientras que
sí la hay a los estados miembros y sus respectivas políticas propias de
cooperación. Las únicas referencias a las autoridades locales que existen en el
Libro Verde se refieren a las de los países asociados, no a las europeas. Y las
referencias regionales lo son a los espacios geográficos continentales también
de los países beneficiarios. Ni siquiera en el apartado de gobernanza se hace
mención a la importancia de la perspectiva local y regional y al papel que las
AL europeas en este ámbito con sus autoridades homólogas de los países
asociados. Por supuesto, también en el apartado sobre los procesos de
integración regionales de los países asociados se ignora la posible
contribución específica de las autoridades locales y regionales europeas.
Lo
que me parece útil es conectar estas dos cuestiones (papel de las AL en la
cooperación europea y procesos de integración regional de los países asociados)
en relación con la política europea de cooperación transfronteriza desde la
perspectiva del desarrollo económico, social o ambiental de esos espacios de
frontera en espacios con incipientes sistemas de integración. Para utilizar el
término que es más usual en Iberoamérica, se trataría de explorar el papel de
las autoridades locales y regionales europeas en el denominado “desarrollo
local transfronterizo” y el papel de este factor como elemento de cohesión
social que ayude a la legitimación social de los procesos de integración.
La
tesis general es que la UE ,
para apoyar los procesos de integración regional de los países beneficiarios,
debe exponer su experiencia, sin imponer modelos, pero sí resaltando aquellos
elementos que han contribuido decisivamente a su propio proceso de integración.
Y uno de esos elementos esenciales ha sido la cooperación transfronteriza, que
ha legitimado la propia idea de Europa para muchos espacios periféricos y menos
desarrollados de sus fronteras interiores. Y en Europa no puede concebirse la
cooperación transfronteriza sin el papel protagonista de las instancias
regionales y locales. Por tanto, el
objetivo del “desarrollo local transfronterizo” debe considerarse en sí mismo
un factor de aceleración y solidificación de los todavía débiles procesos de
integración regional de los países asociados (objetivo expreso de la
cooperación europea) y debe encargarse a quienes lo han desarrollado en la
práctica en Europa, sus autoridades locales y regionales. No estamos
hablando sólo de gobernanza o de modelos de gestión pública de esas políticas,
eso es solo una faceta del asunto; estamos hablando de una palanca de
desarrollo económico y social de espacios en su mayoría periféricos y
subdesarrollados como consecuencia del “efecto frontera”.
(Cont.)
(Cont.)
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